UN ESTILO ÚNICO E INIMITABLE
Mademoiselle Chanel tenía una relación muy especial con Place Vendome. Tenía el privilegio de alojarse en el hotel Ritz y salía por la puerta trasera para cruzar la acera y dirigirse al despacho, los talleres y la boutique de la rue Cambon.
Un lugar al que ya había desafiado, lanzando su colección de diamantes, mientras el mundo sufría una importante crisis económica y las casas establecidas en la plaza mostraban su abatimiento. Era la primera vez que una <> se arriesgaba de este modo en el universo de alta joyería. Gabrielle Chanel no estaba ante su primera transgresión: había sido la primera creadora de moda en atreverse a lanzar su propio perfume-el famoso Nº5, cuyo frasco y tapón recordaban de manera subliminal el diseño de la Place Vendome. Mediante la instalación de su actividad relojera y joyera en 1993 en la Place Vendome, Chanel reafirmaba su afinidad histórica con un lugar que, en el momento de su creación, se había situado en la vanguardia del urbanismo parisiense, antes de evolucionar hacia la encarnación de una elegancia arquitectónica intemporal. Por ello, no es casualidad que el reloj Prèmiere haya tomado la forma de la Place Vendome, con sus agujas inspiradas en la forma en que se alza la columna Vendome situada en el centro de la plaza. Los relojes CHANEL debían ser creaciones CHANEL antes de ser relojes. Debían respetar los códigos culturales de la marca e inspirarse en los impulsos que siempre guiaron a Gabrielle Chanel en su relación con la moda y el tiempo.

Tienda de la Rue Cambon

Tienda Chanel en París

Códigos estéticos sencillos al servicio de una gran libertad formal: el negro, el blanco, las perlas, la textura acolchada, el oro blanco, los diamantes blancos, en cuanto a las materias; un estilo depurado, inesperado y audaz, la verdadera elegancia en cuanto a las líneas. Una gran sinceridad creativa dotada de una modernidad atemporal, que no se reduce a un <> sino que se realiza en una < >.
Más de veinte años después del lanzamiento del reloj Prèmiere(1987), la magia sigue viva, sea cual sea el tamaño, la matria o el engaste. Las colecciones posteriores respetaron el mismo código estilístico, más distintivo por el carácter y la personalidad del reloj que por su <>. Sabemos que a Gabrielle Chanel no le gustaban los <> de su época-demasiado pequeños para ser prácticos, demasiado valiosos para ser funcionales. Prefería los relojes de los hombres de su vida.

Relojes que han hecho história

Las seis letras de CHANEL. Un número para su perfume. Una letra y dos cifras para el reloj fetiche de la marca. A Mademoiselle Chanel le gustaba ir a lo esencial y despojar a sus creaciones de detalles inútiles; seguro que le nombre del reloj J12 le habría seducido. En todo caso, corresponde a su idea de lo que debía ser un reloj contemporáneo.

Un número: el 12, que marca el paso de la historia del tiempo. Un material y dos colores: cerámica high-tech negra y cerámica high- tech blanca, así como la dosis necesaria de oro, acero o caucho en cada modelo. Unos diamantes, rubíes o zafiros para añadir un valioso toque final. La misma caja en cuatro tamaños y distintos grosores, movimientos sencillos o de mayor complejidad, procedentes en ciertos casos de prestigiosas manufacturas especializadas, y variantes de esferas que juegan con los códigos de CHANEL sin perder su identidad en ningún momento: el J12 refleja una idea sencilla, pero cargada de emociones. Una identidad marcada, sin excesos barrocos ni estéticos. Una sobria máxima de elegancia en la pulsera. Constituye un manifiesto del espíritu de CHANEL y, por lo tanto, uno de los objetos de culto de la primera década del siglo XXI.
J12: inspiración deportiva y vocación relojera, con un gusto pronunciado por la transgresión joyera y la máxima precisión mecánica. Sin olvidar la parte de sueño que revisten todas las creaciones de la marca CHANEL, cierta idea del estilo, un enfoque audaz de la modernidad. No hacía falta nada más para entrar en la leyenda.

Empresa Chanel