Seguro que Jules-Louis Audemars y Edward-Auguste Piguet no podían sospechar que la puesta en común de sus competencias, en 1875, estaba sentando las bases para la funadación de una de las más prestigiosas marcas de joyería suiza, como tal fue rápidamente reconocida en la época. Desde entonces, nada ha cambiado: la marca instalada en Brassus continúa ocupando el primer plano de escena, y se encuentra entre el reducido grupo de marcas suizas de referencia que, al igual que los buenos tenores, se pueden contar con los dedos de la mano. Y no se trata en absoluto de una casualidad, ya que Audemars Piguet no ha dejado de respetar con total lealtad el desafío lanzado entonces por sus dos fundadores: fabricar los relojes de pulsera más complicados del mundo. Un desafío recogido brillantemente a juzgar por la eclosión de calibres que cobran vida en las manos de maestros relojeros de Brassus, y que demuestran su habilidad y su maestría llevadas a la práctica con total perfección, como corresponde a una manufactura cuya fuerza reside en la capacidad de diseño y desarrollo del conjunto de los componentes del reloj.

empresa
En contra de las tendencias actuales, Audemars Piguet es todavía una de las últimas empresas familiares de alto nivel que continúa estando en manos de los descendientes fundadores.

relojes-audemars-piguet
Y su intención es mantener esta independencia en los años venideros. La producción de Audemars Piguet, que asciende a la cantidad aproximada de 15.000 relojes pulsera al año, para 250 colaboradores, refleja perfectamente el nivel de exigencia que requiere la alta joyería. Por ejemplo, el calibre Grande Complication de Audemars Piguet, con sus 416 piezas y sus 10 complicaciones, precisa casi un año de trabajo y sólo puede surgir de las manos expertas de algunos pocos maestros indiscutidos de la profesión. Esta trayectoria dedicada a la excelencia abarca todas las colecciones de Audemars Piguet, de las cuales destacan la línea Charleston para señora, los recientes modelos Millenary o el famoso Royal Oak, cuyo bisel octogonal se ha convertido en un cuarto de siglo en un punto de referencia obligado en alta joyería.

Extraído de AIHH International Guide 1999